martes, 21 de octubre de 2008

El papel de la familia

21/oct/08 07:21

El Día

Expertos destacan el papel de la familia como "primer núcleo de solidaridad"

El congreso Familias y Globalización se centra en la familia como "espacio privilegiado de ayuda mutua y cuidados" frente al modelo "hiperconsumista" de la sociedad de mercado. Gilles Lipovetsky resalta su "valiosísimo potencial" frente a los efectos dramáticos del paro, las drogodependencias o la marginación.

COLPISA, Madrid

Frente a sistemas económicos que privilegian al mercado y fomentan una ciudadanía hiperconsumista hasta el capricho, la familia diversa de nuestra heterogénea sociedad "sigue siendo el primer núcleo de solidaridad, un espacio privilegiado de ayuda mutua y cuidados".

Así lo remarcó el sociólogo Enrique Arnanz en el recién concluido congreso Familias y Globalización, organizado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y el Ministerio de Educación, Política Social y Deporte. Y lo remachó desde la propia FAD su director general, Ignacio Calderón, quien apuntó que "ante la crisis, la familia es el núcleo que resiste".

Hubo análisis globales muy severos de la actual crisis financiera, como el del periodista Ignacio Ramonet, que la interpretó como "el saldo de un cuarto de siglo de neoliberalismo" y la ve como "el fin del modelo económico basado en el consumismo desenfrenado". Pero la crítica fue "acercándose" a nuestra realidad cotidiana. Primero, en clave teórica, con el sociólogo Gilles Lipovetsky, quien señaló que el consumo, que "funciona como una droga", sintoniza con los "valores sociales predominantes del hedonismo y presentismo". Y no sólo entre quienes pueden permitirse ese "consumo por placer", sino también entre los menos favorecidos, que viven su "pobreza como una experiencia humillante".

Arnanz completó el retrato de esta "sociedad demoníacamente estúpida" al reflejarla en un mercado voraz perfectamente organizado para satisfacer no sólo nuestras necesidades, sino también "el más sibarita de nuestros caprichos", y en esa mucha gente que "cree que la abundancia es un derecho adquirido" y no está dispuesta a renunciar ni a "una pequeña parte de su comodidad". Justo eso ha quedado al desnudo con la actual crisis. Y justo ahí, ya en clave práctica, es donde se revela en toda su grandeza el "colchón familiar" frente a cualquier desastre vital.

O, como dice el sociólogo, su "valiosísimo potencial para amortiguar los efectos dramáticos de problemas tan graves como el paro, las enfermedades, la falta de un techo, las drogodependencias, la marginalidad o la soledad".

Pero también esta realidad solidaria de las familias -Arnanz describió hasta nueve tipos en la España actual- tiene sus puntos débiles, sus desafíos de futuro. Porque en este "tiempo de vértigo" en el que un cambio generacional puede llevar apenas cinco o seis años, los roles cambian con rapidez; los hijos son socializados también desde la enseñanza, los medios de comunicación y las nuevas tecnologías; y las propias familias "cada vez tienen menos tiempo de cuidarse a sí mismas".

Esa familia utilitaria fue comparada por la filósofa Victoria Camps con una simple "asociación", y su vivienda con una "casa-hotel donde cada uno entra y sale cuando quiere y a su gusto", en la seguridad de que tendrá casa limpia, ropa lavada y comida a su hora. Pero no es la familia que necesita la sociedad actual, cuya complejidad exige una educación coordinada para formar a niños "autónomos y con criterio para desenvolverse en el mundo", apostilló Camps.

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