miércoles, 2 de septiembre de 2009

De vuelta al curso escolar con sugerencias para padres y madres




TEORÍA DE LA RESILIENCIA: ES DECIR, LA CAPACIDAD AUTOTERAPÉUTICA DE LAS PERSONAS FRENTE AL SUFRIMIENTO PSÍQUICO O MORAL.


Los patitos feos
La resiliencia: una infancia infeliz no determina la vida

Boris Cyrulnik
Gedisa Editorial, Año de edición: 2008

Boris Cyrulnik nos ofrece una visión alternativa y razonablemente optimista a las actuales teorías sobre el trauma infantil y sus efectos dañinos, incluso irreparables. A través de ejemplos de personajes famosos, y también de pacientes de su propia práctica clínica, nos muestra la existencia de un mecanismo de autoprotección que, "amortiguando" la mayoría de las veces el choque del trauma, se pone en marcha desde la más tierna infancia, primero mediante el tejido de lazos afectivos, y más tarde a través de la expresión de las emociones. Debido a los fuertes vínculos con el mundo que los rodea, las niñas y los niños sometidos a malos tratos y abusos pueden valerse de una especie de "reserva" biopsíquica que les permite sacar fuerzas de flaqueza. Pero esto sólo es posible, sobre todo, si el entorno social está dispuesto a ayudarles.
María Callas, "la divina", la voz del siglo si sólo nos fuera permitido elegir una, fue una niña que languidecía abrumada por las carencias afectivas en un centro de acogida en Nueva York...
Georges Brassens, un chico descarriado, debe a su profesor de bachillerato el descubrimiento de la poesía que daría una nueva salida a su rebeldía...
Estos casos de resiliencia son célebres. Todos ellos fueron capaces de volver a empezar después de haber sufrido una experiencia traumática durante la infancia.

Boris Cyrulnik es neurólogo, psiquiatra y psicoanalista y uno de los fundadores de la etología humana. Asimismo, es profesor en la Universidad de Var, en Francia, y responsable del equipo de investigaciones en etología clínica del hospital de Toulon. Desde 1998 es también presidente del Centre National de Création et de Diffusion Culturelles de Châteauvallon y miembro directivo de la oficina en Francia coordinadora del Programa Decenio de Naciones Unidas.
No es por azar que Boris Cyrulnik haya sido la primera persona en Francia en interesarse por el fenómeno de la resiliencia. Con tan solo seis años de edad consigue escapar de un campo de concentración, de donde el resto de miembros de su familia, rusos judíos emigrantes, jamás regresaron. Empieza entonces para el joven huérfano una etapa errante por centros y familias de acogida. A los ocho años la Asistencia pública francesa le instala en una granja y a punto está de hacer de él un niño granjero analfabeto; pero se convierte, sin embargo, en un médico empeñado en entender sus propias ganas de vivir.

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